My heart of sand and fog.

Debo hacer referencia a mis últimas experiencias, aunque... no existe manera de empezar, pues es terrible hacer referencia a algo que aún deja marcas tristes en el corazón. O en el alma. Uno nunca sabe donde dejará marca la vida.

Pues sí, tuve una enamorada, fugaz posiblemente, pero enamorada, donde ella dice quererme y yo digo quise quererla querer, pero algo se pudrió en Dinamarca, y el resto es historia harto repetida. Y así, sigo preocupándome, no por si mi ego se inflo al tamaño de mi panza, más que por el propio gusto de querer preocuparme por alguien más.

Al final, la verdad es que mi corazón se siente como casa medio robada, medio derribada, y vendida por personal gubernamental (ilegalmente), que es, obviamente, mi más grande temor insulso. Es decir: mi corazón está lleno de arena y niebla, pero a la vez, entremezclada y triste. Arena sucia, de aquí de Lima nomás, quizá de la Costa Verde, con contaminación y fitoplancton que te pone muy verde militar. Y niebla, pero la del Callao, densa, con Zinc y otras cosas non sanctas.

Aún con todo, permitidme divagar más, y saludar al Querer (que estoy seguro que debe estar más orgulloso que el Amor, que tantas batallas lleva perdidas). Aun queriendo querer, sigo esperando, y agradezco lo vivido, no me lo roben, que lo que tengo es poco.

Dos, sobre mi vida una:

... no se puede amar a quien no quiere ser amado...

Nickname de alguna amiga. (All her rights are reserved.)

parecía el cielo por que estabas conmigo,
todavía soy tu amigo, pero te deseo el bien
(...)
puedo presumir de poco, porque todo lo que toco se rompe,
hablo de un corazón loco, que se dobla con el tiempo y se rompe

Todo lo demás. (Andrés Calamaro)