un super viaje imaginario con todos tus amigos a la tierra del peor es nada y el ya pues que me queda

miércoles, octubre 31, 2007

Media Verónica

El día de ayer di lectura a este post de este señor blogger. Si bien no coincido con sus ideas en graaaaaaaaaaaan parte de lo que publica, me gusta que siempre presente algunos puntos para defender sus ideas mas controversiales y no se quede en el facilista es-asi-porque-me-parece-pues. Sin embargo sobre dicho post le deje un extenso comment, que me hubiera encantado que publicara y rebatiera, lamentablemente no lo hizo, así que acá lo reproduzco para ver si algún visitante se anima en dejarmesus impresiones. Recuerden que hay que leer el post de da Maus para entenderlo.

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No puedo darme la chamba de leer todos los comments que tiene este post tuyo, dejaré mis impresiones con riesgo de no ser leídos dada la antiguedad del post:

Uno puede respetar lastradición y sin embargo, esperar que cambie y desaparezca si ya no hace ningún beneficio a la humanidad civilizada. El ritual del dominio hombre-animal esta ya en nuestro día a día, desde los animales que tenemos como mascotas, pasando por los que se mueren de aburrimiento en los zoológicos hasta los que nos dan alimento y abrigo. Otros rituales cambian y desaparecen con el tiempo, según el pueblo que los ejerza y la civilidad que tome. Si aún nos divierte este espectáculo insulso (que conste que nunca leí a ningún defensor de la tauromaquia llamarlo ritual) significa que algo anda mal con nuestra civilidad.

Por otro lado, hay varias imprecisiones respecto del respeto del torero al toro, primero, porque el animal es disminuido minutos antes de entrar al ruedo (aguarras en las patas, castración, no-se-que-cosa en los ojos, etc.) que hacen pensar que el torero más bien le teme por estar en desventaja natural. Respeto, se podría decir, mostró el caza cocodrilos y por ese exceso de respeto (no usar ningún tipo de protección con animales salvajes es más bien imprudente) sufrió varios ataques hasta el final que le produjo la muerte. En segundo lugar este respeto se minimiza al ser un espectáculo ante un público que paga sus entradas para verlo. Casi casi como sucedería en el antiguo Coliseo romano.

Me da la impresión que los que están abiertamente en contra de las corridas de toros no pretenden humanizar a los animales sino civlizar a los humanos que no se dan cuenta que dicho ritual ya carece de validez en nuestra época por bárbara (pues carece ya de su sentido original) y cruel. Así mismo tengo la impresión que aquellos que van a ver estos espectáculos no tienen la mínima idea del sentido de ritual, sino más bien se debe ver en Lima como mostración de una oligarquía venida a menos y en las otras provincias como una festividad digna de entretenimiento, comilona e ingesta de licor. Nada más.

Ahora que los antitaurinos sean fascistas... es exagerar, ¿no? El mero hecho de protestar pacíficamente (han sido hechos pacíficos, ¿no?) no los hace fascistas y si, quizá un poco intolerantes.

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